@Cristina_QS Complicado mes de abril para el cine español de siempre, el de casa, el de toda la vida… Primero Mariví Bilbao, después Bigas Luna y ahora Sara, Sarita, su Saritísima, María Antonia Abad Fernández.
‘¿Quién me ha robado el mes de abril?’ decía el maestro Joaquín Sabina… Ahora, por culpa del mes de abril, el cine español cojea, se van los clásicos, los de antes, los que serán eternos, aquellos que marcaban época y generación.
Ella era la más deseada, la más bella, la más sensual. Una mujer que salió de la nada y llegó a la gloria. Dio el salto gracias a la que fuera la película más taquillera de la historia del cine español: ‘El último cuplé’. Después llegaría ‘La violetera’ y ya estaría hecho todo el trabajo… De ahí en adelante, se convirtió en la actriz mejor pagada del mundo, firmando un contrato de exclusividad valorado en más de un millón de dólares por película (de aquella época…).
Para ella vivir era un placer y se esforzaba por demostrarlo. Trató y se enamoró de gente ilustre, trabajó con los grandes de la época, vivió la vida que muchas ansiaban pero nunca dejó de ser aquella niña de Campo de Criptana o, como muchos la llamaban, aquella ‘Manchega universal’. Fue la excepción al puritanismo de la época que le tocó vivir… Sus curvas, pronunciados escotes, sensuales labios pero, sobre todo, su actitud provocadora. Una estrella de otros tiempos, una vieja gloria… Se ha ido dejando su nombre en la historia, su belleza en sus películas y su voz… aquella voz grave y sensual que siempre quedará registrada…
Pero ella no ha sido la única. Don Juan José Bigas Luna la acompaña. Uno de los directores más representativos del cine español, un señor con casi 20 películas a sus espaldas, un descubridor nato de nuevas y jóvenes caras. Javier Bardem, Penélope Cruz, Ariadna Gil, Verónica Echegui o Jordi Mollá le deben su presencia en el mundo del cine.
Murió trabajando en la que iba a ser su próxima película, ‘El Mecanoscrit del segon origen’, basada en la novela de Manuel de Pedro y dedicada a su único nieto. Dejó como último deseo que esta producción se finalice.
Bigas Luna comenzó estudiando Arquitectura, más tarde Diseño, pasó a ser fotógrafo profesional para acabar llegando al cine a través de la publicidad y las artes plásticas. Como la gran mayoría, comenzó por los cortos y documentales y no sería hasta 1976 cuando se dio a conocer con su opera prima ‘Tatuaje’. En los años 90 llegó su época dorada. ‘Jamón, jamón’ en 1992, donde descubrimos a la pareja Bardem-Cruz y con la que consiguió el León de Plata en Venecia; ‘Huevos de oro’ en 1993, Premio Especial del Jurado en San Sebastián; o ‘La teta y la luna’ en 1994 y que, según él mismo, era completamente autobiográfica.
Por todos es sabido que a Bigas Luna le fascinaba incluir contenidos con carga erótica en sus trabajos, ejemplo de ello fue su trilogía italiana que comenzó con ‘Bámbola’ y siguió con ‘La camarera del Titanic’, protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón y con la que consiguió el Goya al Mejor Guión Adaptado. Sí, he dicho trilogía y él pretendía que lo fuese, pero dejó el círculo italiano sin acabar…
Tuvo tiempo para el cine histórico con ‘Volaverunt. La maja desnuda’ en el que trataba la misteriosa muerte de la Duquesa de Alba y su relación con Godoy y Goya. Después llegó una segunda trilogía que, de nuevo, dejó sin final. Bajo el tema de ‘Las mujeres y el éxito’ comenzó por ‘Yo soy la Juani’ (2006), protagonizada por, la hasta entonces desconocida, Verónica Echegui. ‘Di Di Hollywood’ (2010) sería la atípica continuación, en este caso cambió a la morena por una rubia (Elsa Pataky) y no consiguió ni la mitad del éxito que con la primera.
Dicen de él que más que contar películas, daba bocados a las historias… Que más que un gourmet, era un devorador ansioso. No podrá negar que le gustaban las curvas, la delantera femenina y la entrepierna masculina. Al cine español se le ha caído un grande, un grande que se va temprano dejando un sello propio.