@Cristina_QS Vuelven los ‘Lugares de Cine’ a Onda Viajera y, esta semana, con dos temáticas completamente diferentes: el romanticismo londinense y el frío y misterioso norte de España. Hablamos de… Notting Hil (Londres) y El Orfanato (Llanes, Asturias).Notting Hill, como su propio nombre indica, se rodó en el barrio londinense de Notting Hill, una de las zonas más bonitas y especiales de ciudad. Quien haya estado recordará el encanto de sus calles, de las casitas de colores, los jardines y el típico mercadillo que todos los sábados por la mañana recorre Portobello Road.
La pequeña librería de Will se encuentra en esta calle, en Portobello, entre varias casitas de colores.. Todo el que haya pasado por allí, seguro que se ha planteado buscarla alguna vez. Así que, para el que no lo sepa, la tienda de libros de viajes se encuentra en el número 142 de Portobello Road.
Ojo a los nostálgicos… La librería no existe, en su lugar hay una tienda de zapatos, aunque en sus paredes se pueden ver fotos, posters, críticas de la película. Además mantiene el característico color azul de la fachada y su nombre: ‘Notting Hill’.
Si quieres ir a la casita donde vivía el romántico William Tacker, tendrás que desplazarte (tranquilos, son pocos minutos caminando) hasta el 220 de Westbourne Park (además, la casa es propiedad del director de la película: Richard Curtis), no tardarás en identificar la casa, gracias a su puerta azul.
También se rodaron partes de la películas en el Hotel Ritz, en el jardín ZEN del Hempel Hotel y en el Restaurante Nobu (todo en Londres).
Debido al éxito que tuvo la película en su momento, el barrio de Notting Hil multiplicó sus visitantes. Así que si te gusta recorrer ‘lugares de cine’, desde aquí recomendamos seguir los pasos de Will y pasear por las bonitas calles de Notting Hill, con sus pintorescas tiendas de discos o antigüedades, los puestos callejeros o el olor a café recién hecho. Y si es en primavera, mucho mejor.
Pasamos de una de las película más románticas al terror ‘made in Spain’.
A la entrada de Llanes (Asturias), rodeado por un muro de piedra y en medio de un fantasmagórico jardín, se alza el lúgubre Palacio de Partarriú. El lugar donde se desarrolla la particular pesadilla de Belén Rueda y que hizo que miles de espectadores se retorcieran de miedo en sus butacas…
¿Queréis saber cuál es la historia de este caserón? Cuentan en el pueblo que un señor llamado José Parrés, conocido benefactor del pueblo, mandó construir esta casona a finales del siglo pasado, pero el cruel destino quiso que muriera justo antes de que acabara de construirse … Dicen que no salió de allí y que aún continua deambulando por los pasillos. De hecho, Juan Antonio Bayona, director de la película, también contó que, durante el rodaje, ocurrieron cosas extrañas y que llegaron a ver una cara desconocida en la ventana del torreón.
Ojo, en la película la casa se encuentra totalmente aislada. Y es que, se jugó muy bien con los tiros de cámara para que no se vieran las edificaciones que se encuentran a su alrededor. Así consiguieron que nos creyéramos que el palacio se encontraba solitario en lo alto de un acantilado.
Además, es importante saber que los interiores no se grabaron en la casona ya que, aunque el lugar se prestaba a ello, a Bayona no le convencía por la dificultad de los movimientos de cámara que tenía en su cabeza. Así que optó por construir los interiores al completo en un plató. Así que, tras cuatro semanas en Llanes, el equipo se trasladó al completo a Barcelona para completar las diez semanas que duró el rodaje. Más del 80% de la película se filmó en unos inmensos decorados de más de 1000 metros cuadrados.
Todos los que hayan visto la película (que ganó 7 premios Goya, entre ellos Mejor Película o Director novel o Guión) recordarán que, aunque la mayor parte transcurre en el caserón, también hay escenas en paisajes que merece la pena visitar. Por ejemplo: el casco histórico del pueblo o las playas de arena muy fina… En concreto, las localizaciones de costa se rodaron en la playa de Andrín, esta playa acaba en un lateral rocoso, en su interior podemos encontrar varias cuevas de distintos tamaños. Y, aunque es fácil acceder a ellas, algunos dicen que son tan profundas y misteriosas que es inevitable acordarse de Tomás y que te suban escalofríos por todo el cuerpo. Una curiosidad, si os acordáis de aquel faro que aparece en la película y queréis buscarlo, lo sentimos, no existe… La magia del cine, una vez más.
Escucha aquí el podcast de la sección #LugaresdeCine en Onda Viajera.