@Cristina_QS ‘Sobreviviré y no caeré en la desesperación’, gritan los ojos de Solomon Northup (Chiwetel Ejiofor). Y eso mismo nos preguntamos nosotros durante toda la película: Sobrevivir, ¿cómo sobrevivir? Dicen de 12 años de esclavitud que es la obra definitiva sobre el drama estadounidense del siglo XIX, pero también dicen de ella que está pensada y hecha por y para los Oscar. Yo no sé si será la obra definitiva pero si busca el Oscar a toda costa me da igual, ni me importa ni cambia mi opinión sobre ella.
Sin ahondar en el argumento (los que no la han visto aún, más vale que la descubran poco a poco), 12 años de esclavitud es la historia de Solomon, un culto músico negro que vive una vida apacible con su familia en Nueva York; es engañado y acaba vendido como esclavo. Así comienza esta desgarradora historia que te hiela la sangre y el corazón durante dos horas.
No sé si es la candidata idónea para el Oscar a Mejor Película o no… Pero lo que sí sé es que la cinta de Steve McQueen es un regalo. Su maravillosa fotografía, la elegancia de los encuadres, la inteligencia de esas tomas largas, que parecen eternas y te cortan la respiración. Si eres de esas personas que se funden con las imágenes y la historia cuando van al cine, esta es una de tus películas pero, cuidado, prepárate a sufrir. Y es que McQueen consigue hurgar en nuestras heridas, que nos tapemos la boca o, incluso, los ojos porque estamos tan dentro de la piel de Solomon que hasta los latigazos nos duelen. Según dicen… Esto es la magia del cine.
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Para comenzar, es llamativo comentar la satisfacción y alegría que supone ver que, en el cine, no queda una sola butaca vacía. ‘Los miércoles al cine’ ha conseguido duplicar con creces el número de espectadores y que la recaudación en taquilla se dispare un 65%. Algo estábamos haciendo mal, ¿o no?
Pero volvamos a lo que nos concierne. No es la primera película que trata este tema, de hecho hemos tenido un empacho de esclavitud en este último año (Django, El Mayordomo…) pero, bajo mi humilde opinión lo hace de otra manera, llega al espectador de una forma distinta; o al menos, es lo que pude comprobar por mí misma en la sala de cine, donde predominaban las manos tapando la boca y gritando un ‘nooooo’ en silencio.
¿Y qué decir de los actores? ¿Qué decir de ese Michael Fassbender que consigue aterrarnos con su sola presencia en escena? Que nos hace contener la respiración cada vez que mantiene una conversación con cualquiera de los personajes.
¿Y lo de Ejiofor? No tiene nombre, es soberbio, es extraordinario lo que consigue mostrar ese hombre con su mirada… Si antes hablábamos de las tomas largas bien justificadas de la película, uno de los mejores ejemplos es esa en la que Solomon llega incluso a mantener la mirada fija a cámara. Es espectacular, a la vez que aterrador, lo que se puede expresar con una imagen y el más absoluto silencio.
MINI SPOILER: ¿Y qué me decís de la secuencia de la soga? No quiero desvelar mucho pero me parece el momento más impresionante y revelador de toda la película. Ese Ejoifor sosteniéndose de puntillas en el barro después de intentar ser ahorcado. Esa secuencia eterna, en la que lo observamos desde todos los ángulos posibles, sólo escuchando el sonido de la cuerda al tensarse y los sollozos del protagonista. Pero lo más duro, es el reflejo del terror que viven sus compañeros, los demás esclavos, que siguen desempeñando sus tareas diarias casi sin reparar en él, aparentemente ajenos al linchamiento. Para mí, este es el punto de inflexión de la película, el momento en el que, como espectador, te das cuenta de lo que te espera… FIN DEL SPOILER.
Después de toda esta oda a 12 años de esclavitud, criticaré que, bajo mi punto de vista, el desarrollo del tiempo no está bien ejecutado. No sé a vosotros, pero yo no tengo la sensación de que, durante la película, hayan pasado la friolera de 12 años completos. Me parecen unos cuantos meses…
Para ir terminando diré que no sé si 12 años de esclavitud merece o no el Oscar a la Mejor Película pero lo que sí sé es que hacía mucho tiempo que una historia no me llegaba tanto, ni me hacía encogerme por dentro de esa manera… Que sea carne de Oscar y que se haya llevado a cabo pensando sólo en las estatuillas, no lo discuto, pero… ¿y qué?
Soy consciente de que me dejo muchos comentarios por el camino pero no puedo alargar este post eternamente. Así que sólo puedo dar las gracias a Steve McQueen por esta poderosa película, a Ejiofor y demás reparto por ese trabajo tan espectacular y a Solomon Northup por regalarnos esta historia maravillosa.
‘Yo nací como hombre libre’.